media
30 minutos + 5 horas de fermentación
4 personas
Ponemos en un cuenco la harina tamizada y le añadimos la levadura de cerveza pulverizada bien fina; a continuación mezclamos con una cuchara de madera.
Vamos echando el agua poco a poco mientras seguimos removiendo para que la harina la absorba y la levadura se diluya por completo.
Agregamos la sal y escanciamos el aceite de oliva extravirgen sin dejar de remover, amalgamando el conjunto. Este tipo de masa mezclada de manera tosca se denomina “no knead” (no amasada).
Cubrimos el cuenco con película plástica transparente para alimentos y dejamos fermentar la masa durante 30 minutos a temperatura ambiente.
Lo ideal es meterla en el horno con la modalidad “horno apagado” de manera que se mantenga una temperatura constante de 26 a 28 °C.
Si nuestro horno no dispone de esta función podemos envolver el cuenco en una manta y dejarlo en un lugar al abrigo de corrientes de aire.
Una vez transcurrida la media hora, trasladamos la masa a la superficie de trabajo y la doblamos sobre sí misma en cada uno de los 4 lados.
Después, por tres veces, cerramos la masa estirándola con las manos hacia nosotros mismos. No debemos preocuparnos si al principio la consistencia resulta más bien pegajosa (una fina capa de harina sobre la superficie de trabajo nos ayudará).
Volvemos a poner la masa en el cuenco, la cubrimos con la película transparente y la dejamos fermentar otros 20 minutos.
Repetimos estos pasos otras dos veces; la última vez, antes de volver a poner la masa en el cuenco, vertemos un chorrito de aceite; después la dejamos fermentar a temperatura ambiente durante 3 horas por lo menos.
Volvemos a llevar la pasta a la superficie de trabajo y la subdividimos en tres masas del mismo peso, para obtener pizzas del grosor idóneo, bien crujientes por fuera y suaves por dentro (si no, las dosis indicadas serán suficientes para una bandeja de horno rectangular).
A continuación cubrimos las tres masas con un trapo limpio o con película transparente y las dejamos fermentar una hora más a temperatura ambiente.
Echamos algo de harina de sémola y aplastamos cada una de las bolas de pasta apretando con los dedos todo su perímetro y la parte central.
Eliminamos la sémola sobrante y trasladamos la masa a una bandeja de 26 a 28 cm, untada con aceite de oliva (no importa si no alcanzamos los bordes).
La dejamos en reposo aproximadamente 30 minutos más y después la extendemos con las manos hasta que tenga la medida adecuada.
Le echamos un chorrito de aceite de oliva extravirgen y la cocemos en el horno ya caliente a la máxima temperatura (300 °C) unos 10 minutos, o bien de 200 a 220 °C de 15 a 20 minutos.
Ingredientes de la stria (pan plano):